Nos enfrentamos constantemente a situaciones de estrés, fatiga, contaminación…
Nuestra vida diaria no siempre es tan calmada como nos gustaría que fuera: el trabajo, la presión, la irritación, el exceso, el agotamiento y una infinita lista que nos pasa factura.
Este ritmo frenético no sólo afecta a la mente, sino también a la piel, especialmente a la frágil zona que rodea los ojos, sobre todo con el uso excesivo de las pantallas de teléfonos móviles y tablets.