La leyenda cuenta que cerrando un candado en la barandilla de un puente y tirando la llave después al agua, las parejas sellan su amor para siempre. Los primeros “candados del amor” aparecieron a principios de los años 80 en Pécs, Hungría, donde este ritual de enamorados continúa realizándose por las parejas de jóvenes en la verja de metal que conecta la mezquita con la catedral.
Hay una tradición todavía más antigua en Colonia, Alemania, donde los candados se sellan a la barandilla del Puente Hohenzollern, cerca de la estación. Los enamorados tiran las llaves de los candados al río Rin a su paso por el puente. En Serbia, sucede lo mismo en el Most Ljubavi, que significa Puente del Amor – llamado así desde la trágica historia de amor de una profesora y un soldado de antes de la Primera Guerra Mundial. Las jóvenes de la ciudad atan sus candados al puente, grabados con sus nombres y los de sus enamorados, y tiran la llave al agua confiando en que así protegerán su amor de la tentación de otra mujer.
De los árboles del Puente Loujkov en Moscú hasta el Ponte Vecchio en Florencia, pasando por la pared de Lotus Peak en China, la estación de tren de Fengyuang en Taiwan, el Pont des Arts en París, la uruguaya Fuente en Montevideo o el Puente Milvian en Roma, nada parece más poderoso que este símbolo universal. Recientemente, nuevos candados han aparecido en Canadá, a lo largo de una senda natural en la isla de Vancouver, así como en el Puente Humber de Toronto. Cada día, cientos de enamorados sellan sus candados en centenares de puentes alrededor del mundo.
Con su colección de joyería Lockit, Louis Vuitton rinde homenaje a los enamorados de todo el mundo y celebra esta tradición universal.
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