Sus diseños en especial, la colección dedicada a Cassadranda son un canto a la vida, la perfección y el » savoir faire «
Cuentos que de niñas, todas escuchamos, ranas que se transforman en príncipes.
Anillos que encandilan.
Con una sola ubicación en el mundo, 231, Rue St Honoré, ha conseguido atraer a los amantes de la buena joyería, inmersa en un mundo construido a base de sueños, su inspiración comienza con el negocio familiar de su padre, anticuario y coleccionista de joyas vintage, desde su escaparate del siglo XIX, hasta camafeos, perlas y corales, Lydia se ha encontrado desde siempre rodeada de estos magníficos objetos.
Comenzó en la década de los 80, y actualmente flirtea con lo sobrenatural, las ciencias ocultas y la vida.
Apuesta por su propio universo, compuesto por caballeros del Medievo, Skulls, Flores de Loto o elementos arqueológicos.
Pendientes en oro amarillo, con bellos murciélagos de diamantes Brown y ojos rubíes.
Sin límites para la imaginación, las turquesas, corales, ópalos, o jade se unen para mostrarnos colecciones espectáculares con nombres como:
My secret garden,
Vanities,
Bestiary,
Esotericism,
To Cassadranda,
Cabinet of curiosities,
Cameos and carvings,
African,
The 13th sign.
Descubrid una forma distinta y bellísima de entender la joyería.